Ucronías 4

de Agustín Jaureguízar

> La Biblioteca del Laberinto

Los cienticticios nos hemos visto seducidos por trocar el «Érase una vez...» por el «¿Y si una vez...?» Para nosotros la ucronía ayuda a la Historia a dar un sentido al flujo caótico de los hechos.

Algunas ucronías se han utilizado precisamente como revisión de la Historia. Y digo precisamente porque el revisionismo histórico es cosa distinta de la Historia revisitada. La Historia revisitada no es la Historia revisada, la ucronía modifica el pasado, el revisionismo lo pone en su sitio. Hubieron de revisar la batalla de Kadesh quienes conocían nada más que los dibujos e inscripciones que hizo grabar Ramsés II en los muros de los templos de Luxor y luego accedieron a la biblioteca hitita de Mutawali.

Es evidente que, en la medida en que no podemos sustituir la Historia por una ucronía, no podemos juzgarla a través de ella. La Historia, al hacernos pensar racionalmente, da un sentido al flujo caótico de los hechos y la ucronía contribuye a ello. Períodos históricos como la Edad Media o el Renacimiento resultan de una construcción intelectual que reagrupa un conjunto de resultados fruto de diferentes parámetros económicos, sociales o políticos, y distintas corrientes de pensamiento, como pudo ser la filosofía en el siglo de las Luces, que la Historia liga por sus puntos comunes. Mas el ucronista, al poner a prueba al historiador, tiene la facultad de poner a prueba nuestras realidades.

¿Existe una Historia tal como la explican los políticos o se da una convergencia moral global que los sobrepasa? ¿Cómo medir la influencia de las corrientes de pensamiento en la Historia? A esto ayuda la ucronía.