Los Gusanos de la Tierra

De Robert Ervin Howard, y poniendo el foco sobre el plano puramente literario, podrían destacarse muchas cosas. Una de las que más me llaman la atención es su capacidad de trabajo, la tenacidad con que imbuyó su carrera literaria y su inconmesurable dedicación a las letras, más aún si tenemos en cuenta su prematuro deceso. Empezó a escribir a la edad de quince años y desde ese momento expandió su obra por todo tipo de géneros, desde la espada y brujería, donde nacerían personajes como Conan de Cimmeria, el puritano Solomon Kane o Kull de Atlantis, hasta el género epistolar, pasando por el camino por el terror, el western y los relatos sobre boxeadores.

Gran parte de su obra encontró una cálida acogida en las páginas de la desaparecida Weird Tales, magazine con preferencia por el pulp y con vocación de ser una suerte de encrucijada impresa en la que múltiples géneros se daban la mano. La mayoría de los relatos recogidos en el presente volumen fueron publicados en dicha revista durante la década de los treinta y todos ellos están dedicados al terror. De estos relatos solo unos pocos recurren a las historias de terror en su sentido más clásico, es decir, el de cuestiones brujeriles o fantasmagóricas, mientras que el grueso de ellos se inclinan más a ese terror viscoso, denso, astral y majadero que se conoce como cosmicismo, inaugurado por H. P. Lovecraft y que fue seguido por tantos otros autores de la época y actuales, entre ellos el propio Robert E. Howard, quien mantuvo uno animada relación epistolar con el de Providence.

Los relatos reunidos en este volumen rezuman calidad por los cuatro costados, y aunque no aconsejo una lectura de corrido, ya que los temas son recurrentes en todo el volumen, es imposible no recomendar el libro, pues de las diecinueve piezas que contiene el libro todas son más que notables y unas cuantas excelentes, y es en éstas últimas en las que me voy a detener.

Empiezo destacando Los Dioses de Bal - Sagoth, un relato protagonizado por Turlogh O' Brien, uno de los personajes más olvidados del autor texano. Turlogh O'Brien, también conocido como Turlogh el Negro, es un poderoso guerrero irlandés cuyas hsitorias se sitúan en el siglo XI d. C. y que comparte muchos de los atributos que caracterizan a Conan el Cimmerio. La trama del relato comienza con el desafortunado naufragio de Turlogh y de su archienemigo Athelstane en unas extrañas e ignotas costas pobladas de plumíferos horrores, así como por una pretérita civilización adoradora de dioses prohibidos y por su exótica y misteriosa regente, la cual intentará aprovecharse de la fuerza de Turlogh y su acompañante para sus propios intereses.

Se trata este de un relato bien construido, con fuertes reminiscencias a la espada y brujería más pura y uno de los más interesantes del conjunto. La capacidad de Howard para describir paisajes y civilizaciones antiguas, así como para narrar las hazañas más viscerales e inconcebibles queda aquí patente.

Los Gusanos de la Tierra toma como punto de partida el conflicto entre pictos y romanos, haciéndonos partícipes de una historia de veganza y castigo. Un relato atrapante que arrastrará al lector hasta los oscuros agujeros que describe y en el que descansa una prosa estilizada pero directa que trasmite a la perfección la atmósera oscura y pegajosa del relato.

Por último, Las Palomas del Infierno, posiblemente la joya de la corona del volumen. Excelente, fabuloso, fetén. Una historia de terror macabro que mezcla casas encantadas, magia vudú y negreros en un relato ágil y perturbador, dotado de un ritmo magistral que sirve para cerrar el tomo y dejar un inmejorable sabor de boca en el lector.

En definitiva, la editorial Valdemar nos trae un volumen enmarcado en su colección Gótica que sabrá hacer las delicias de los incondicionales del escritor texano y que por seguro hará disfrutar igualmente a aquellos que solo busquen irse a la cama acompañados de unas dulces pesadillas.

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Imprescindible antología de relatos del gran R.E. Howard.

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Colosales relatos. Una de sus mejores antologías. Valdemar se sale, como suele. Una editorial bendita, a la que nunca podré agradecer lo suficiente la labor que está haciendo.