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Aventuras del Profesor Challengerde Arthur Conan Doyle
El Mundo Perdido / La zona ponzoñosa / Cuando la Tierra lanzó alaridos/ La máquina desintegradora / El abismo de Maracot
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rodrigotello el 24 de diciembre de 2013 opina:
Es cierto que el gran detective de Baker Street necesitaba una contracara, un "hermano" en la ficción que presumiera de una inteligencia similar pero en el cuerpo de un hombre de las cavernas, un "bruto" que sin embargo se convertiría en una de las más importantes luminarias de su tiempo. Y Conan Doyle encontró, siguiendo el mismo patrón utilizado para la creación de su Sherlock Holmes, en el bravucón y mal atemperado de Challenger, al complemento ideal para su detective.
Todo comenzaría con aquel viaje a la así llamada por el Profesor "Tierra de Maple White" (El Mundo Perdido,1912) un paraíso antediluviano en la selva sudamericana, donde, junto a un equipo de aventureros tan frikis como él, se las vería con infinidad de contratiempos y peligros en su exploración de aquellas tierras vírgenes, desde el ataque de pterodáctilos carnívoros y el avistamiento de plesiosaurios en su hábitat natural hasta una tribu de hombres mono que, risiblemente, toman al hirsuto y peludo profesor como una especie de Dios llegado de más allá del límite del mundo conocido. Esta novelita seminal inauguraría un género de aventuras particular en el mundo de la literatura, y no muy explotado, con una atmósfera pulp muy lograda, y eso que hablamos de comienzos de siglo y el pulp, entendido como tal, no lo veríamos en las publicaciones americanas hasta entrados los años 20. De manera que aquí Conan Doyle servía de maestro para los autores que vendrían después a perfeccionar el género. La saga de relatos de Challenger, que empezaba de esta manera con muy buen pie, y cómo no decirlo, un ingenioso final, continuaba con otra novela más corta, escrita un año después, que cambiaba totalmente de locación para llevarnos a una Inglaterra, y a un mundo que entraba circunstancialmente en un proceso de perturbación del éter, del cual sólo Challenger, como única eminencia científica que parece comprender lo que ocurre, logra prevenirse obligando a sus amigos de la expedición de Maple White a reunirse con él y su esposa en su mansión en las afueras de Londres, y misteriosamente les pide que lleven consigo "todo el oxígeno que puedan conseguir". De aquí en mas asistimos a la entrada a nuestro plano de la "Zona Ponzoñosa" (1913), un relato de aires Wellsianos bastante marcados, básicamente ciencia ficción apocalíptica, donde Doyle se detiene, en ocasiones en exceso, en la espirtitualidad y lo que nos espera más allá de la muerte. Esta vez la novela tiene un desenlace rápido y previsible y no alcanza ni por asomo a lo logrado con El Mundo Perdido. Culminada esta etapa de dos novelas, y más adelante en el tiempo, tenemos los relatos de Challenger; el primero, "Cuando la Tierra lanzó alaridos" (1928), nos muestra a un G. E. Ch. embarcado en un proyecto de dimensiones asombrosas, convertido en todo un "mad doctor" (otro elemento característico del pulp) que quiere excavar la superficie terrestre y traspasar la corteza de la Tierra, puesto que esgrime, con su típico cientificismo pedante, que el planeta es un ente vivo, y como tal, quiere ver de qué es capaz al verse atacado en el núcelo de su corteza. Y por supuesto, los resultados no se harían esperar y el profesor terminará, junto a su fiel amigo Malone, saliéndose con la suya una vez más y, pese a su temeridad, quedará bien parado ante la crema y nata de la sociedad científica de su tiempo. Ya se empezaban a notar aquí los tintes humorísticos que Doyle iba imprimiéndole cada vez más a la serie. Y ya en la "Máquina Desintegradora" (1929), tenemos un cuento bastante más acotado en el que queda claro que, pese a las circunstancias y al avance de la ciencia, para Challenger está primero la vida de las personas. Este cuento es el mejor del libro, a mi entender,y contiene escenas a cada cual más graciosa. Básicamente, un buen día aparece un científico que fabrica una máquina que pueda disolver a las personas y cosas, y nuestro buen profesor deberá evitar que sea usada con fines non sanctos. Una vez más, excelente final para un excelente relato "challengeriano" Y hasta aquí mi reseña de esta magnífica lectura, en cuanto termine "El Abismo de Maracot" (1927), último relato de la colección, compartiré mis impresiones. Un saludo navideño. 1 |
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