Los Últimos Días de Nueva París

Muy rara, incluso para Miéville. Para poder disfrutarla más hay que tener conocimientos sobre surrealismo y arte (sobre todo pinturas y sus autores). Y con lo que se entera uno al final.......decepciona bastante (sea verdad o no). Es lo peor que he leído de él, sin embargo, tiene otros libros muy buenos y por ello no dejo de leerlo.

 

La acción comienza en París, en 1950. Aunque no se trata del París que se conoce por la Historia, sino de un París alternativo, donde se mezcla realidad y fantasía. Y es que se nos cuenta que estalló una bomba S que dio vida a criaturas fantásticas sacadas directamente del surrealismo. La ciudad se encuentra bajo el dominio nazi, aunque estos todavía han de hacer frente a estas manifestaciones mediante sus propias invenciones demoníacas. Todo esto se nos presenta a través de los ojos de Thibaut, un joven main à plume, un combatiente surrealista. También, a través de otra línea temporal, sabremos del origen de esta extraña situación.

'Los últimos días de Nueva París' (The Last Days of New Paris, 2016), del inglés China Miéville, es una novela corta difícil de clasificar. Yo no diría que es ciencia ficción, sino literatura fantástica y new weird. La idea es muy original, por otra parte como es habitual con este autor. Pero hay demasiadas referencias a los surrealistas que me han entorpecido la lectura, en la que nunca he llegado a entrar.


 

"Los últimos días de Nueva París" es lo primero que leo de China Mieville. Pinta bien. París, 1950. Creaciones surrealistas campan por la ciudad tomada por los nazis, que han aparecido tras la Bomba S. Sueños y pesadillas hechos carne.

Tras un buen comienzo, pierdo un poco el interés. El autor te ametralla con una descripción tras otra de las creaciones surrealistas que han cobrado vida (todo un reto para los que sepan de este movimiento artístico para identificar a los autores) mientras descubres de dónde salió la bomba S y el periplo de Thibaut, el prota, que intenta salir de esa parís fantástica. En la recta final, la historia me vuelve a enganchar.

¿Me ha entusiasmado. No, no lo ha hecho. ¿Me ha disgustado? Tampoco. Es una novela extraña, que desconcierta y descoloca. Pero que tiene algo que hace que sigas leyendo. Un mix de fantasía y realidad que asombra. Lo único que espero (antes de hincarle el diente La estación de la calle Perdido) es que no sea lo mejor que ha escrito Mieville.