Siempre Hemos Vivido en el Castillo

'Siempre hemos vivido en el castillo' (1962), de Shirley Jackson, cuenta la historia de Merricat, de dieciocho años, y de su hermana mayor, Constance, encargada de mantener el hogar en condiciones y de transmitir un cierta normalidad. Ambas viven aisladas del mundo en su antigua mansión, únicamente acompañadas por su tío Julian, ya anciano y en silla de ruedas, obsesionado con escribir sus memorias, y por su gato Jonas. Todos ellos viven bajo el influjo de lo ocurrido seis años antes, el envenenamiento masivo de sus familiares, siendo el único superviviente el tío Julian. Pero esta no es la historia de un envenenamiento, ni siquiera es la historia de una familia, los Blackwood, una familia maldita, odiada por los lugareños. Lo más importante es el estudio psicológico realizado sobre ambas protagonistas.

Merricat es la narradora, una joven inusual que sobrevive refugiándose en su fantasía, que nos cuenta con sencillez los hechos que se van sucediendo. Es de reseñar la habilidad de la autora para trasladarnos a ese territorio enfermizo en el que se mueven los personajes. En resumen, 'Siempre hemos vivido en el castillo' es una interesante novela del gótico moderno norteamericano que no deja indiferente, y que no necesita de 500 páginas para contar una buena historia.

 

Dos hermanas que atesoran un terrible secreto en unos Estados Unidos de los años sesenta que bien podría ser cualquier rincón de Inglaterra por el estilo de la autora.
Encantadora novela.