Piranesi

La historia comienza de manera un tanto enigmática. Narrada en primera persona, la narración transcurre entre magníficas descripciones de lo que parece ser una gigantesca casa, se diría que infinita, laberíntica, con colosales estatuas, incluso con sus propios mar, lluvia, nubes, mareas, aves, peces... Para el protagonista la Casa es el Mundo, y sólo sabe de otro habitante, el Otro, con el que se reúne dos veces por semana. Piranesi, que así es como ha dado en llamarle el Otro, lleva sus diarios de manera compulsiva, y además tiene una memoria prodigiosa para situar cada estancia de la Casa. Así va transcurriendo la trama, entre los viajes de Piranesi por la Casa, llevando al día sus Diarios, y la ayuda que le proporciona al Otro de vez en cuando. Esto de por sí me mantuvo enganchado a la historia, y bien podría haber estado toda la novela de esta manera, pero es que además hay un misterio tras Piranesi, el esquivo Otro y la Casa, misterio que se va desvelando poco a poco. Sin duda, ha sido una lectura muy satisfactoria, más de lo que creía, ya que no las tenía todas con este libro, pensaba que iba a ser pura experimentación. Afortunadamente, la novela sucede por un cauce lineal, que ayuda a comprender lo que va acaeciendo a cada momento. Magnífica, inolvidable.