Nido de Pesadillas

Reseña publicada en La Ventana de la Agencia (29/6/2015):

Hoy toca delicatessen.
Muy de vez en cuando entras en una librería sin buscar un título en concreto, echas un vistazo a los ejemplares más visibles en los expositores, te vuelves hacia una estantería dedicada a un género que te interesa y, mientras dejas vagar tu mirada de una balda a la siguiente, de pronto crees leer un nombre que no puede estar allí, de ninguna de las maneras, porque a ese autor ninguna editorial española le ha prestado atención jamás, es un escritor maldito, ignorado, absolutamente ninguneado por los chicos de Empresariales que llevan regentando la industria desde hace al menos un par de décadas. Pero, cuando fijas tu mirada en el lomo del libro, compruebas que no te has equivocado, que algún editor despistado y con escaso instinto comercial ha osado publicar a ese autor cuya lectura te ha sido vedada durante años por el puñetero capricho de una industria que perdió el buen gusto hace mucho tiempo. Esto es lo que me ocurrió hace quince días con el libro que hoy les presento.
Como lector, conozco pocos placeres comparables a leer un buen cuento de terror. Es cierto, lo sé bien, que al género siempre se le ha considerado %u201Cmenor%u201D en comparación con otros, y que, con excepción de los aficionados confesos, muy poca gente se lo toma en serio, ya sea por sus aparentes limitaciones temáticas o por las evidentes limitaciones estilísticas de muchos de los autores que se han dedicado a él. Pero también sé que hubo una década prodigiosa, entre finales de los setenta y comienzos de los noventa del siglo pasado, en la que un nutrido grupo de escritores (norteamericanos la mayoría, y algunos británicos) nos regalaron una cantidad escandalosa de relatos extraordinarios, maravillosamente escritos, que no sólo dignificaron el género, sino que lo convirtieron en un escalofriante y glorioso santuario literario. Estimulados por el éxito mundial de Stephen King y sus terroríficas ficciones, todos estos autores resucitaron un género que agonizaba y reclamaron una atención que hasta entonces se les había negado: Ramsey Campbell, Charles L. Grant, T.E.D. Klein, Clive Barker, Dan Simmons, John Shirley, George Clayton Jhonson, Joe R. Lansdale, Tanith Lee y tantos otros. De entre todos ellos destaca, por su ambición y amplitud de miras, por su sensibilidad y estilo refinado, por la hondura psicológica de sus personajes y por los inquietantes escalofríos que provocan sus fantásticos y redondos desenlaces, la gran dama del terror contemporáneo: la texana Lisa Tuttle.
Heredera directa de la también extraordinaria Shirley Jackson (si no han leído La casa encantada, no se hacen una idea de lo que se pierden), Tuttle no necesita monstruos ni fantasmas para estremecernos. Le sobran los argumentos y los recursos mil veces utilizados del género de terror. A ella le interesan las personas, sobre todo las mujeres, y lo que éstas piensan y desean y perciben. Para Tuttle, el horror no está en el interior del armario, ni debajo de la cama, ni en los camposantos. El verdadero espanto vive dentro de nosotros, se alimenta de lo que ansiamos y de lo que recibimos, de lo que vemos y de lo que creemos ver. Terror interior frente a terror exterior (el más explotado por inmediato y facilón).
Las protagonistas de sus relatos nunca están seguras de lo que está sucediendo a su alrededor, dudan de su cordura y de la realidad, dudan de ellas mismas, pero nunca dudan de ese instante final que desbarata sus vidas de forma brutal en algunas ocasiones, o de un modo insidioso en la mayoría de los casos. El estilo pausado y hermoso de Tuttle, su elegancia narrativa y su constancia a la hora de ir acumulando elementos y situaciones que trastornan a sus personajes, la convierten en una escritora de una delicadeza potentísima, por paradójico que pueda parecer. Ningún lector puede resistirse a sus pesadillas, cualquiera que se acerque a sus relatos se verá arrastrado por esa prosa dulce y exquisita, por esa fluidez tan difícil de alcanzar en literatura, que terminará estampándonos contra el horror que se esconde bajo la soledad y los sueños y la necesidad de ser amado.
Aquí encontrarán trece relatos majestuosos, deslumbrantes: el libro no tiene desperdicio, se lo aseguro. Personalmente, cuatro de ellos (Volando a Bizancio, La otra madre, Cuando te necesita un amigo y El nido) me parecen de los mejores relatos de terror que he tenido ocasión de leer. Tan apabullantes y terribles que consiguen obrar ese infrecuente milagro cuando has concluido la lectura: el de quedarte en silencio con el libro abierto en el regazo, dándole vueltas a la historia, maravillándote del talento de esta inmensa narradora, preguntándote cómo es posible conseguir un efecto tan potente con esa aparente sencillez.
Este libro se publicó en los USA allá por 1986. Han tenido que pasar 29 años para que una editorial española se decida a publicarlo. Lógicamente, se trata de una editorial independiente, Nevsky Prospects, y lo ha hecho en su colección Fábulas de Albión. Los editores prometen más libros de Lisa, así que estamos de enhorabuena. La espera ha sido larga, pero el banquete no tendrá fin.


 

En 'Nido de pesadillas' (A Nest of Nightmares, 1986), la estadounidense Lisa Tuttle nos ofrece un terror cercano, fruto de la acumulación de sensaciones, en el que prima el componente humano. Sus protagonistas son mujeres y sus argumentos son cotidianos: matrimonios con problemas, relaciones entre madres e hijos, entre hermanos; en definitiva, un terror reconocible para el lector. Y de repente, en este entorno cotidiano, se introduce lo sobrenatural y terrorífico. Cabe destacar la habilidad de Tuttle para golpearnos en el último párrafo de cada relato, y a veces incluso en la última línea.

Estos son los trece relatos incluidos en la antología 'Nido de pesadillas':

Nido de bichos. (****) Una mujer, tras la ruptura con su marido, se traslada a la casa de su tía, una casa que está muy deteriorada e infestada de bichos.

Hamburguesa de carne de muñeca. (*****) Una niña se da cuenta de que sus muñecas van desapareciendo.

Bienes compartidos. (*****) Un matrimonio que se está divorciando, reparte sus bienes, pero no saben qué hacer con su perro.

Volando a Bizancio. (**) Una escritora de ciencia ficción asiste a una convención en Bizancio, Texas, su estado natal. Al rememorar su adolescencia, todo empezará a venirse abajo.

Recorriendo el laberinto. (***) Una pareja de viaje por Inglaterra, observa a unas misteriosas personas que recorren un laberinto en medio del campo.

El señor de los caballos. (*****) Un matrimonio vive en el campo con el hijo del marido y sus cuatro sobrinos adoptados. La mujer se enterará de la terrible maldición que acompaña al establo.

La otra madre. (**) Una mujer, que vive con sus dos hijos junto a un lago, observa una extraña figura.

Necesidad. (****) Una joven universitaria, alejada de su familia y prometido, conoce a un chico en el cementerio local.

La memoria de la madera. (****) Un matrimonio adquiere un antiguo arcón a muy buen precio. Sin embargo, al abrirlo despide un olor nauseabundo que desaparece al momento.

Cuando te necesita un amigo. (**) Dos mujeres que se encuentran en un aeropuerto, mantienen una conversación durante la cuál parece que tienen más en común de lo que creen.

La extraña. (*) La protagonista regresa a la antigua casa en la que vivió de joven.

Sun City. (*****) Una mujer que vive en El Paso, empieza a sentir y a ver una extraña figura, a la que acompaña un olor a podredumbre.

El nido. (****) Tras la muerte de su madre, dos hermanas adquieren una casa en Inglaterra, a la que hay que hacerle reformas. Pero algo que observa una de ellas, junto al agujero del tejado, empezará a enturbiar su relación.

En resumen, una magnífica antología, bien escrita (o traducida), y con variedad de temas, que retrotrae al mejor terror de los 80.

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