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El Barco de la Muertede William Clark Russell
William Clark Russell nació en Nueva York en 1844. Su madre, Isabel Lloyd, era amiga del poeta Wordsworth, así como de Coleridge y los hermanos Lamb. Russell estudió en un colegio de Winchester y luego en Boulogne, donde conoció a un hijo de Charles Dikens, con el que se cuenta que planeó huir en busca de fortuna. Su espíritu aventurero le lleva a enrolarse a los catorce años en la marina mercante con la que viajó a la India y Australia. En 1866 abandonó la vida marinera para dedicarse a escribir. Russell es autor de cincuenta y siete novelas de ambiente marinero, al estilo del Capitán Marryat, entre las que destaca «John Holdsworth, Chief Mate» (1874) que le granjeó una inmediata popularidad, «The Wreck of the Grosvenor» (1875), «An Ocean Tragedy» (1881), «The Emigrant Ship» (1894) y «The Two Captains» (1897). Russell escribió también varias historias de terror en el mar, al estilo de Hodgson, como la colección de relatos «Phantom Death and other Stories» (1895), o las novelas «The Frozen Pirate» (1887), y «The Death Ship» «El Barco de la Muerte» (1888), que recrea el mito de «El Holandés Errante».
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Oscar Pons el 27 de marzo de 2014 opina:
William Clark Russell (1844-1911) fue un marinero de pura estirpe, que se enroló a los catorce años, y al dejarlo por la literatura, logró el éxito como escritor de aventuras en el mar. 'El Barco de la Muerte' (The Death Ship, 1888), tiene por escenario el famoso mito del Holandés Errante, ese barco maldito que nunca puede arribar a tierra, condenado a navegar por siempre jamás, y que trae mala suerte a todo aquel navío que se cruce en su camino. La novela de Russell es un relato de aventuras en el mar bajo una atmósfera gótica, con una prosa densa, bella y evocadora, y en donde abundan las descripciones.
La historia, narrada en primera persona, tiene como protagonista a Geoffrey Fenton, oficial de segunda que se embarca en el Saracen. Ya en alta mar, tienen un encuentro con un bergantín que dice haber avistado al mítico barco fantasma del Holandés Errante, lo que obsesionará y atemorizará al capitán del Saracen, por la mala suerte por contagio que esto pueda suponer. Y parece que el capitán no andaba desencaminado, ya que al poco Fenton sufrirá un percance que lo llevará a bordo del mismísimo barco fantasma, en donde conocerá a la joven Imogene. A partir de aquí, sólo cabe un objetivo, encontrar la manera de huir. Se podría entrar en más detalles y no pasaría nada, ya que, como era habitual en la época, los capítulos van encabezados por una frase que resume lo que el lector se va a encontrar a continuación, lo que no es óbice para disfrutar igualmente de la historia. Pero aun así, es mejor dejar ciertas sorpresas sin desvelar. Russell, a través de Fenton, narra exhaustivamente la vida a bordo del Barco de la Muerte junto a la espectral tripulación, lo que puede llegar a cansar a ciertos lectores, pero que no deja de resultar atractivo a todo aquel interesado en la vida en el mar. (Al final del libro se incluye un muy útil glosario de términos marítimos.) Pero donde la historia destaca realmente, es cuando Russell narra los pasajes más sobrenaturales y las fuerzas de la naturaleza, con esos fuegos de San Telmo brillando sobre el barco, las grandes tempestades, las nieblas, las descripciones de las grandes naves enfrentándose a las olas, los cielos cerniéndose sobre el océano, el propio fulgor del buque fantasma, el abordaje de un barco pirata, etc. En resumen, una muy buena novela de aventuras marinas con trasfondo sobrenatural, que sin llegar al nivel de las de W.H. Hodgson, no dejan en absoluto insatisfecho. 1
victorderqui el 12 de julio de 2010 opina:
Una obra maestra de Terror de raíz gótica, redactado con una prosa densa, angustiada y retorcida, de maneras antiguas, sabor a grandes movimientos marinos y a viejos veleros abandonados a la mar, que alcanza instantes de gran belleza poética, espanto espiritual que no envidia nada al gran Hodgson y un Romanticismo melancólico y cargado de fatalidad que te deja encogido el corazón: En las extensiones del Mar del Sur, en el Ojo de una Eterna Tempestad, en una busqueda imposible, a través del infinito, de todo lo que una vez amó y perdió, atrapado por un Pacto entre Grandes Potencias Sobrenaturales y dando en su alma cobijo a los demonios, el Capitán Vanderdecken, al frente de su Barco Maldito y una tripulación de condenados que arden en un fuego verde inmaterial, el Capitán Vanderdecken, sin otro consuelo que el olvido periodico de la duración y pormenores de su viaje, así cómo de su condición de muerto viviente sometido a una cruel tortura metafísica, el Capitan, digo, el mítico Holandes Errante, envuelto en llamas invisibles, pronuncia el hermoso nombre de la bella " Imogene", del Hada Mortal escapada de su Barco prohibido a los hombres, de su último eslabon con una Humanidad que ve alejarse de Sí mismo para siempre....: Una obra maestra a medio camino de Melmoth el Errabundo, los horrores marinos de Hodgson y las tesis sobre el Inconsciente de Freud, que quiere funcionar como una metafora del aborrecible, desesperado caminar por la vida de los hombres y con momentos inolvidables como el encuentro con los Piratas, el del Terror pánico que, a plena luz del día, se apodera de una nave militar que decide abordar al Holandes, el de la Tormenta de Demonios que se abate sobre el barco, el de la huida de los protagonistas a traves de una niebla negra preñada de condenación... Un gran libro, triste y angustioso, pero lleno de una belleza antigua que, quizá, se ha perdido en los modos de nuestra literatura más actual. Un saludo a todos de victorderqui.
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